domingo, 28 de julio de 2013

Descarga: The Underground Youth

Música en blanco y negro al estilo de un Joy Division más moderno con algunos toques de The Worm Is Green. A eso me hace acordar The Underground Youth, una banda genial que conocí hace muy poco. Británica y de caótico y reciente origen, es fácil pero muy linda de escuchar.

Y como no pude encontrar sus discos para descargar por ningún lado, se los dejo acá. Peguenle una escuchada a estas canciones antes, seguro les gusta.

Morning Sun







Strangle Up My Mind







Persona







Si les gustó la onda, pueden descargar "Morning Sun" (EP), "Low Slow Needle" (EP) y "Delirium" (LP).

PD: ¿Notaron que la canción "Persona" hace referencia a la película de Ingmar Bergman sobre la que escribí hace un tiempo?

martes, 2 de julio de 2013

Coraje para ser utópico

[caption id="attachment_1158" align="alignright" width="168"]Hayek Hayek[/caption]

Traducción mia de un artículo de Lawrence J. McQuillan para el Mises Institute

En "Los intelectuales y el Socialismo", el premio nobel F.A. Hayek discute como las ideas ganan aceptación en la sociedad moderna. Pero más importantes son sus afirmaciones sobre cómo ganar a los que apoyan la idea de un "gobierno grande". Sus pensamientos son muy relevantes para este Día de la Independencia(1).

A largo plazo, los intelectuales públicos, que Hayek llamaba "distribuidores profesionales de ideas de otros", tienen una influencia muy importante en las políticas publicas, ya que ayudan a formar la opinión pública.

Un intelectual público no tiene por qué ser un pensador, erudito o experto. No tiene que poseer conocimientos especiales o ser particularmente inteligente. Un intelectual público debe poder hablar y escribir sobre una gran cantidad de temas y debe enterarse sobre las nuevas tendencias antes que los demás. Sirven como intermediarios en la propagación de ideas.

Estos intelectuales incluyen a los periodistas, profesores, pastores, publicistas, conferenciantes; a los comentaristas de radio, televisión e internet; a los escritores de ficción, artistas, actores e incluso científicos y doctores que se explayan más allá del área en la que son expertos. "Son estos intelectuales los que deciden qué opiniones y puntos de vistas nos llegan, qué hechos son lo suficientemente importantes como para que se nos cuenten, de qué forma y desde qué ángulo serán presentados. Si terminamos o no sabiendo los resultados del trabajo de los expertos y los pensadores originales depende, más que nada, de sus decisiones", escribió Hayek.

Los intelectuales públicos son los guardianes de las ideas en la sociedad moderna, y los votantes tienden a seguirlos en el largo plazo.

"No es exagerado decir que, una vez que la parte más activa de los intelectuales se ha convertido a un sistema de creencias, el proceso por el cual la mayoría las termina aceptando es automático e irreversible... Sus opiniones y convicciones son el colador por el cual todas las nuevas concepciones deberán pasar antes de llegar a las masas".

Los eruditos, científicos y expertos creen muchas veces que estos intelectuales "no entienden demasiado de nada", pero restarles importancia es un gran error, porque "es su opinión la que determina, en gran parte, las ideas que la sociedad tendrá en un futuro no muy lejano". Así que se debe convencer a los intelectuales, no ignorarlos, pero, ¿cómo?

Ya que un intelectual público tiende a no ser un experto en un solo tema, juzgan ideas nuevas "por qué tan bien se ajustan a sus concepciones generales, a la visión del mundo que él sostiene como moderna o avanzada". En la política de hoy, el preconcepto que guía a los intelectuales es que el planeamiento y control central son siempre mejores que los enfoques descentralizados o individualistas. Para el intelectual moderno "el control deliberado o la organización consciente son, en asuntos sociales, siempre superiores a los resultados de procesos espontáneos no dirigidos por una mente humana. Creen que cualquier orden dictada de acuerdo a un plan debe ser mejor que una formada por el balance entre dos fuerzas que se oponen".

¿Como camba uno, entonces, los preconceptos  que van en contra de las bases de una sociedad libre? Hayek era enfático en lo siguiente: no son sus propios intereses o sus intenciones malévolas, sino sus "honestas convicciones y buenas intenciones las que determinan las opiniones de los intelectuales". Hayek recomendaba a los libertarios que usen esas buenas intenciones y que tomen prestadas algunas estrategias de los socialistas.

"El intelectual, por naturaleza, no está interesado en los detalles técnicos o en las dificultades prácticas. Lo que le atraen son los futuros sin límites y la perfecta compresión del orden social que prometen los sistemas planeados." Por eso, los libertarios deben aprovechar esta característica visionaria y tener "el coraje soltar sus pensamientos utópicos"

Hayek advertía a los libertarios: no gasten todas sus fuerzas en los debates políticos, conserven energías para especular largo y tendido. Esa es la fuerza de los socialistas y lo que atrae a los intelectuales. Los liberales clásicos deben estar preparados para ser vistos como "poco prácticos" y "poco realistas" por los lideres políticos actuales para poder ganar la atención de los intelectuales, que están, esencialmente, difundiendo ideas.

En vez de concentrarse exclusivamente en mejorar apenas las leyes actuales, los libertarios deberían ofrecer grandes reconstrucciones y abstracciones que reclamen la imaginación e ingenuidad de los intelectuales. Deben proveer una imagen clara de como será la sociedad que quieren lograr, sin exagerar o ser extravagantes, pero de una forma que inspire a la imaginación de los intelectuales.

Para cambiar la opinión de los intelectuales, uno debe demostrar los límites del planeamiento y control gubernamental  y obligar a ver por qué se vuelve categóricamente dañino si se extiende más allá de esos límites, tan dañino que puede incluso socavar los mismos ideales que les gustan tanto a los intelectuales. La clave está en concentrarse en los ideales, porque los ideales despiertan la imaginación del intelectual. Por ejemplo, "libertad de oportunidades" es un ideal. "Reducción de los controles en las oportunidades" es un compromiso político y es mejor que lo hagan los políticos. "Igualdad ante la ley" es un ideal. "Un importante paso en pos de la igualdad" es un compromiso político.

Hayek era realista y sabía de los desafios que se venían: "Quizás en una sociedad libre como la que conocemos lleve dentro de sí las fuerzas de su propia destrucción; quizás una vez que la libertad se haya logrado se de por sentado y deje de ser valuada; quizás el incremento de las ideas, que es la esencia de una sociedad libre, traiga consigo la destrucción de las bases de esta sociedad". "Para evitar esto debemos caratular la tarea de construir una sociedad libre como 'emocionante y fascinante", como hace cualquier esquema socialista, así se convierte en una aventura intelectual basada en ideales atemporales que, cuando se llevados a la práctica, mejoran la vida del ser humano. Esto llevará tiempo".

"El socialismo nunca y en ningún lado fue, en principio, un movimiento obrero. Es una construcción de teóricos" esparcida por intelectuales, escribió Hayek.

Les llevó mucho tiempo a los intelectuales persuadir a la clase obrera de aceptar esta construcción, y los libertarios deben, también, tomar esta visión a largo plazo, enfocados siempre en la meta. Si tienen el "coraje para ser utópicos" y siguen al pie de la letra el plan de batalla de Hayek, podríamos alejarnos del camino a la servidumbre. Algo para pensar en el Día de la Independencia.

1 - N.T: Se refiere a la fiesta por la independecia estadounidense, este próximo 4 de Julio