miércoles, 11 de enero de 2012

Pensamientos para un amigo socialista.

La siguiente es una traducción libre (y muy mala) hecha por mi persona del capitulo "Buckshots for a socialist friend" del libro "The Machinery of Freedom" de David Friedman. El PDF del libro está disponible de forma gratuita (¡y legal!) aquí, aunque está en inglés. Dependiendo del recibimiento de este primer intento de traducción, quizá intente traducir otros también.



I


Objetás que incluso si las instituciones basadas en la propiedad privada funcionasen, igual serían injustas. Cada cliente, cuando gasta una cantidad de dinero en los productos que desea, "vota" por la producción de esos bienes. Los ingresos no son iguales, reflejando (siendo todo lo demás igual), habilidades diferentes, así que algunas personas tienen más "votos" que otras. En un sociedad socialista-democrática ideal, por otro lado, los recursos se manejan de manera democrática: cada persona tiene una voto. Ergo, es superior a una sociedad capitalista.


La analogía entre gastar y votar, aunque muy usada entre los defensores del capitalismo, no es precisamente perfecta. Si no nos preocupamos por la igualdad, el gasto es un mucho mejor sistema para distribuir los recursos, y, paradójicamente, es también mucho más igualitarista. Esto es porque la plata, una vez gastada, no puede ser gastada de nuevo, dejándote con menos plata para gastar luego. El voto, en cambio, puede ser usado una y otra vez.


Veamos una situación con dos hombres: uno tiene un ingreso de $10.000 por año y el otro de $5.000, y digamos que hay otra situación, donde uno es parte de un partido político que tiene 10 votos, y el otro de una partido político que tiene 5 votos.


Examinemos el caso del dinero: cuando compitan por bienes necesarios, el rico va a ganarle al pobre. Si solo hay comida para una sola persona en el mercado, sería el pobre el que pase hambre. Pero cuando el rico quiere lujos, y el pobre bienes necesarios, el pobre gana. Supongamos que el rico, habiendo ya comprado suficiente harina como para hacer su propio pan, quiere comprar el resto de la harina en el mercado para hacer máscaras de papel maché para sus hijos en Halloween. El pobre aún no tiene nada que comer, va a estar dispuesto a usar tanto porcentaje de su ingreso como sea necesario para comprar la harina. El rico ya ha usado la mitad de su ingreso para comprar la harina necesaria para hacer el pan (ya que ahí estaba compitiendo contra el pobre, y debía pagar al menos un peso más que el pobre para "ganar" la competencia), y cualquier persona lógica se da cuenta de que por más rico que sea uno, no va a gastar la mitad de su salario en máscaras para Halloween, así que aquí se le permite al pobre comprar la harina, y a un precio incluso menor que $5.000.


Veamos el caso con los votos: el hombre con más votos dirá que la harina tiene que ser entregada a él (y a sus aliados) para hacer pan. Luego de eso vota para tener toda la harina restante, para las máscaras de papel maché. Gana las dos veces. Diez votos contra cinco. Ya que al votar se participa de un proceso que es mucho más "a todo o nada" que al gastar, las desigualdades (que existen) son de una brecha mucho más grande. Esto podría explicar porque en nuestra sociedad, donde los pobres son también débiles políticamente, les va mucho mejor en las cosas que se compran de forma privada (comida, ropa, etc) que en las cosas provistas por el gobierno (protección policial, educación, etc).


Las instituciones políticas, así como los "intercambios de favores" en los senados, han desarrollados sistemas para mitigar las características del "todo o nada" del voto. Un senador indica qué tan importante es su ley mediante cuantos votos en otras leyes de otros senadores esté dispuesto a cambiar por sus votos en su ley. Este es un burdo sustituto para un mercado, un intento de representar a millones de personas realizando intercambios entre solo algunos pocos sobre algunos pocos asuntos.


¿Se podrían crear instituciones que solucionasen este problema de raíz? Este problema a sido investigado ya por Ludwig von Mises en los años 20 y sus argumentos se pueden encontrar en "Socialism: An Economic and Sociological Analysis" y también popularizados por la novela "Time Will Run Back", de Henry Hazlitt's. La respuesta, por cierto, es no. Si un gobierno socialista democrático modificó lo suficiente el sistema como para permitir sistemas de control político tan adecuados como los del capitalismo, han simplemente reinventado el capitalismo... como ya descubrieron en Yugoslavia.



II


Coincidís en todo lo que digo sobre la corrupción de los reguladores y su conversión a meros sirvientes de los intereses de aquellos a quienes regulan; coincidís en lo que digo sobre el gobierno distribuyendo la riqueza de los pobres a los ricos. Yo lo veo como evidencia en contra de la propiedad estatal. Vos lo ves como evidencia en contra de la propiedad privada.


Decís que es la desigualdad del ingreso, poder y status en esta sociedad capitalista lo que corrompe los elementos del estado. Para vos, el tema es solo que hay algunos más ricos que otros y que por eso pueden usar los métodos del estado para robarles a esos otros en su propio beneficio.


Pero robar de los pobres para beneficiar a los ricos no es de ninguna manera la única forma de robo que tiene el estado. Considerá el CAB. Al mantener los precios de los vuelos bien por arriba de los precios del mercado, beneficias a las empresas de las aerolíneas, es decir, a los inversionistas y a los empleados, a costa de los clientes. Al prevenir la creación de nuevas aerolíneas, beneficías a los inversionistas de las compañias que ya existen a costa de aquellos que podrían ser inversionistas, clientes o empleados de las nuevas aerolíneas que podrían formarse.


Los pasajeros de las aerolíneas no son pobres. Algunos son, sin ninguna duda, más ricos que el inversionista promedio, y muchos son más ricos que el empleado promedio. ¿Como es que se encontraron del lado que está siendo perjudicado por las medidas del gobierno, incluso teniendo más dinero?  La respuesta puede ser entendida mediando lo que los economistas llaman "externalidades". Una externalidad es una consecuencia de mis acciones que beneficia o daña a alguien, sin que pueda cobrar si le doy un beneficio o pagar, en caso de que se trate de un daño.


Por ejemplo, si quemo hojas en mi patio y el humo molesta a mis vecinos, les estoy molestando, y ellos no pueden reclamarme nada. Podría quemar mis hojas, incluso cuando el costo de hacerlo (incluyendo los ojos llorosos de mis vecinos), sea más de lo que tendría que pagar para que alguien simplemente venga y las recoja.  Esto, dicen los que se oponen al capitalismo, sería una imperfección en una sociedad capitalista, y tienen razón.


Las externalidades juegan un papel muy importante en las instituciones controladas con votos. Si gasto tiempo y energía en descubrir qué candidato va a ser el mejor presidente, el beneficio de esa inversión (si es que lo hay), esta distribuido entre millones de personas más. Eso es una externalidad mayor que 99,999 por ciento. A menos que sea terriblemente obvio a quien debo votar, no vale la pena gastarse el tiempo en votar inteligentemente, a menos que esté en una situación donde tenga que votar en algo en lo que me conviene mucho ganar. Es decir, si represento a un interés particular.


Volvamos al CAB. Para que yo, un simple viajero ocasional, haga algo para cambiar el status quo, tendría que investigar mucho: a qué votá cada miembro del congreso, por quien fue recomendado y como votaron los senadores en cada ley relacionada con las aerolíneas. Incluso habiendo hecho eso, las probabilidades de que mi voto haga alguna diferencia en el asunto, es de una en millones. E incluso si tengo éxito, lo único que gano es ahorrarme un poco de plata en cada viaje que haga. No vale la pena. En cambio, para la aerolínea, la misma "investigación", el mismo tiempo invertido en saber sobre cada senador, vale millones. Para ellos, sí vale la pena. No es que sean más ricos que todos los pasajeros de las aerolíneas combinados; es solo que están concentrados y los pasajeros, dispersos.


En la política, los intereses particulares son un jueguito simple. Imaginemos que cien personas se sientan en un círculo, cada una con su bolsillo lleno de dinero. Un político viene y le saca un peso a cada uno. ¡Un peso! ¿A quien le importa?. Al terminar, el político elige una persona y le da $50. Esa persona está como si hubiese visto a Jesús, feliz como cuando nació su hijo. El proceso es repetido, pero cada vez los $50 se le dan a una persona diferente. Después de 100 rondas, todo el mundo perdió $100, ganó $50 y está feliz.



III


Objetás que el capitalismo funciona demasiado bien, que los medios de producción más eficientes sacan del mercado a los menos eficientes, dejándonos a todos con unos trabajos super automatizados, carentes de creatividad y humanidad.


Esto no lo niega nadie: los medios de producción más eficientes sacan del mercado a los menos eficientes; pero tu definición de "eficiente" es demasiado estrecha. Si bajo un contrato todos los trabajadores producen un peso más por hora que en otro, pero las condiciones en el primero son tan malas que el empleado cambia felizmente al segundo, incluso cuando gana dos pesos por hora menos, ¿cual es más eficiente?


Tanto para el empleador, que se ahorra más en salarios de los que pierde en producción, y para el trabajador, el trabajo "menos productivo" es el más eficiente. La eficiencia del capitalismo también toma en cuenta valores no monetarios.



IV


En el ideal socialista, el estado no va a atraer a aquellos sedientos de poder. La gente va a tomar decisiones sin ninguna parcialidad, sin ponerse a si mismos antes que los demás. No va a haber manera de que alguien inteligente se sirva de las instituciones para lograr sus propios objetivos. Y los ríos van a correr para arriba. 

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